Como en un barco en medio de una tormenta brava y espesa, mi cuerpo tiembla desesperado de amor.
Llueve y la ciudad no me da mucha esperanza.
Sobre el empedrado mis tacos luchan por no caer entre sus grietas, como cae y penetra tu cuerpo sobre el mío cada jueves.
Delante de mí, luchando con la lluvia, mi paraguas me guía como si tuviera vida propia; como si fuera él quien quiere que te encuentre.
Cruzo avenidas como la niña que tiene toda su vida del otro lado de algo.
Mis manos sudan sal de amor.
Cada tanto me detengo para ver el camino, que aunque no quiera, me lleva hacia ti, siempre.
Mi cuerpo sufre leves espasmos anticipando tus caricias de locura.
Todo es húmedo debajo de mi techo de tela.
Son cinco cuadras donde el tiempo pierde sus segundos.
No se que hora es, ni me importa.
Dudo. Solo un instante, pero dudo… ¿estarás esperándome?
Te veo al otro lado de la calle, te siento.
Corro a tu encuentro dejando el paraguas detrás, te miro y te beso.
Mi cara mojada esconde las lágrimas de amor que nunca habrás visto, esas gotas que solo te mostraré, el día que no estés al otro lado de la última calle.
muy bueno Carlos abrazo
ResponderEliminarGrande Charlo! muy bueno!
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