(Marion Cymbalista - Carlos Rivero)
Eran las cinco de la mañana y la noche se presentaba interminable, no quería volver a casa.
Deambulaba de un lado a otro como un perro buscando a su dueño.
¿Volver? –me preguntaba a mi mismo.
¿Volver a donde?
Eso, ¿volver adonde?, si para volver hay que haber salido. Pero esta todo tan quieto.
Tanto grito ahogado. Volver.
Si, volver, pero no encuentro por donde.
Seis pasos por acá, unos más por allá. Descanso, observo.
Volver…volver…volver.
Pero, ¿a que lugar?
Para que volver donde ya no estamos.
Maldita tendencia a repetirse, maldita noche interminable que espera que me canse.
¡No voy a volver!
Lo juro.
Aunque no esta bien jurar, pero lo juro de todas formas.
No voy a volver, no quiero volver…
El mundo se divide entre aquellos que se fueron y aquellos que vuelven, y yo…
Yo no voy a volver.
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