Piense en colores; no en uno ni en dos, sino en muchos entremezclados.
Abra una botella de vino tinto, huela el corcho vuelva a taparla y ubíquela sobre la mesa, relájese.
Corra todas las cortinas de las ventanas, deje que la noche penetre en el lugar.
Observe su sillón e imagine, tendrá la sensación que su corazón se acelera y su sangre corre como un rió bravo buscando un cauce para calmarse; no se alarme, disfrútelo.
Evite quedar frente a los espejos de la casa, podrían atraparlo para siempre.
Encienda un cigarrillo y déle una pitada. Exhale el humo hacia arriba, ¿lo ve en colores?, ¡perfecto!
Los platos están ubicados uno enfrente del otro, el botellón de vino actúa como un faro para ellos, los mantiene cerca (como si los objetos también participaran esta noche)
Encienda dos velas.
Siéntese sobre el sillón que descartará luego y deje caer sus párpados hasta que el sonido del timbre lo excite. Abra la puerta.
Mire como un niño, si no lo logra cierre los ojos intensamente durante tres segundos y vuelva a abrirlos.
Asómbrese, enmudezca.
Pierda la calma y encuéntrela nuevamente, si puede hacerlo notara que es distinta, como si todo estuviera mas lento.
Despéinese. (De todas formas no tiene opción)
Actúe como si esa belleza fuera para usted.
Diríjase a la cocina, suele calmar la ansiedad. Invítela a probar la salsa con un pedacito de pan llevado a su boca por usted, roce sus labios con sus dedos.
Bésela apasionadamente o como le salga, pero bésela. Tómela de la mano y llévela lentamente a su dormitorio, no olvide evitar el sillón.
Acaricie el contorno de su cuerpo como un ciego tratando de ver, siéntala.
Empiece por sus pies y suba lentamente, deje que sus manos lo guíen, confíe.
Recorra todo su ser con su lengua, sumérjase. Tómela suavemente de la nuca y entre en su organismo. Muévase, sude y grite.
Muera como un poeta y resucite como un cristiano.
Despierte. ¿Esta en su sillón?, perfecto.
No se higienice, de no ser por los vecinos mirando a través de su ventana, usted está solo y puede hacerlo mañana.
Si lo prefiere, tómese el vino, guarde los platos y no olvide apagar las velas. Podrían provocar un incendio innecesario.
La cocina estará en perfecto desorden y nada abra en el fuego.
¿Ve en blanco y negro?
No tema...los colores tienden a volver.
Yo lo del vino, lo de la salsa y hasta lo del cigarrillo lo veo; hasta ahí mi imaginación llega. Besar a la chica, ¡uh!, eso tendría que pensármelo(y a la inversa); y ya lo de recorrer con la lengua todo su ser ... me produce espanto (a ella probablemente asco). Claro que cuando yo tenía tu edad ... Ahora me da pereza hasta pensarlo. Compartir los miasmas... ¡Aggg ... quita, quita, virgencita que me quede como estoy!. Nada, bromas aparte, que me encanta el texto, por lo bien que empieza y sobre todo por ese toque de realismo que les ha sabido dar al final. Un abrazo primo.
ResponderEliminargenial carlitos,me trasladas a las guías de cortazar .,me encanto!!!!!!!!
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